LA MEJOR BENDICION EN LA VIDA

miércoles, 12 de marzo de 2008

SER MADRE EN LOS TIEMPOS DE HOY

Ser madre!
Ser Madre es un milagro, una bendición, las sensaciones son indescriptibles, es el don mas precioso para la mujer y da ese toque de divinidad único. Desde la gestación la experiencia de ser mamá se agiganta día a día, creándose un amor inmenso, infinito y eterno. Los hijos vienen a llenarnos de tantas bendiciones, en realidad le dan sentido a nuestra existencia porque son vida y continuidad de la humanidad. Los sacrificios y esfuerzos que por ellos hacemos se desvanece con una sola sonrisa, y con una de esas miradas llenas de dulzura, ternura que parecen que pudieran abrazarnos con sus ojos.
Ahora bien, una vez que he resumido tan sustancialmente el significado de la maternidad, quisiera adjuntar que ser Madre joven hoy es mucho mas difícil, porque mientras antes los niños se divertían, comían, jugaban y dormían, y las madres solo eran madres; hoy los tiempos han cambiado.. Las exigencias de hijos y padres también, porque ahora no son solo juguetes los que vienen a llenar la vida de nuestros hijos, y nosotras como madres queremos también sentirnos un poco mujeres, esto muchas veces es motivo de discusión, porque muchas personas ven muy normal que la mujer deba dejar todo, absolutamente todo por los hijos, y dedicar su vida a criarlos, educarlos, darles bellas vacaciones, etc; y olvidarse de los paseos solas con amigas, de ir a la peluquería, de hacer compras sin estres es decir que hacer las compras sea un placer no un motivo de agitación como sucede a casi todas las madres de hoy que por la rapidez con la que deben hacerlo.
La modernidad lleva a los padres de hoy a ser practicamente esclavos de los hijos, directa o indirectamente, porque existen más compitos además de la educación, el niño necesita muchos estímulos y al padre y a la madre lo deja casi sin respiro, obviamente estoy refiriéndome a esos padres que siguen al hijo paso a paso, de esos que se quedan con el sueño del poderse tomarse un poco de tiempo para el mismo. Todos somos felices de encontrarnos delante de pequeños genios, pero cuánto cuesta llevarlos adelante, cuántos sacrificios nos toca afrontar, después de todo es un esfuerzo que nos llena de tantas alegrías y satisfacciones y al mismo tiempo nos roba una parte de nuestra vida.
Este post va dirigido a todas esas madres que con gran amor, esfuerzo y sacrificio se entregan con el alma a sus hijos, y al mismo tiempo encuentran el valor de hacer entender al mundo que ellas siguen siendo personas individuales no sólo madres; que orgullo y dedicación cumple con su papel de Madres pero no se olvidan de seguir siendo Mujeres.

EL MILAGRO DE SER MADRE



Por Ana Luisa Herrera El Sentinel Han pasado muchos años, sin embargo recuerdo vívidamente el día en que nació mi hija. Era mi primera bebé. Se veía tan chiquita y tan frágil. Era preciosa. Un día que jamás se me olvida y que cambió por completo mi vida.
Cuando después de largas horas de dolores y finalmente el parto, el doctor levantó a mi bebé en alto y me dijo "es mujercita!" (en esos días no había la técnica para determinar el sexo del bebé), sentí muchas emociones al mismo tiempo que son difíciles de describir: extrema felicidad, miedo, impotencia. Acababa de presenciar el milagro más maravilloso de la vida, el haber dado vida a otro ser. En ese momento poco me importaba ya los dolores por los que había pasado, las náuseas de los meses anteriores o la barriga que deformó poco a poco mi cuerpo.
Era un ser perfecto, bellísima y tan pequeña. Pero también me daba cuenta que ser madre no es algo que se aprende en la escuela o en la universidad. Había estudiado y aprendido muchas cosas en las aulas, recibido diplomas, premios; pero en el arte de ser madre era totalmente neófita.
Me sentía inútil frente a mi bebita recién nacida. No sabía cómo alimentarla con mi pecho; ni siquiera sabía cambiarle bien un pañal. Cuando pusieron su cunita junto a mi cama, sus grandes ojos me miraban fijamente, como si me reconociera. Se veía tan chiquita y tan indefensa. Parecía decirme "no me dejes sola, mami". De sólo pensar que este ser pequeñito dependía ahora totalmente de mí, me asustaba. Me hacía mil preguntas sin respuesta: ¿seré una buena madre? ¿sabré cómo cuidarla? ¿Y si se enferma y no sé qué hacer para sanarla?¿Y si no sé criarla?
Pero el aprendizaje vino por sí solo a medida que mi bebe iba creciendo de la misma manera natural en la que uno aprende a respirar: ella me enseñó a ser madre. Aprendí a reconocer sus estados de ánimo, a saber cuándo tenía un cólico, cuándo se sentía enferma, cuándo lloraba por hambre o porque tenía sueño; cuándo quería jugar o simplemente tener una caricia mía.Cuando nació mi hijo un año después, un bebé hermoso y robusto, las cosas fueron más fáciles. Por lo menos ya no me sentía tan inútil en el tema materno y losdescubrimientos en mi nuevo bebé eran diferentes y llenos de nuevas esperanzas.
Ser madre me enseñó además a entender más a mi propia madre, como mujer y como amiga. Pronto aprendí también que todas las primerizas pasan por los mismos temores e inseguridades. Pero por sobre todas las cosas, aprendí que Dios fue magnánimo al dotar a la mujer con el maravilloso don de ser madre.

miércoles, 5 de marzo de 2008

APRENDER SU INNOVACION












***********SER MADRE *************








Es aprender a hacer todo con una sola mano. Es comer tanto puré de zapallo y zanahoria como una nunca comió en su vida. O despertarse sobresaltada el domingo de mañana, mirar el reloj e intentar levantarse a toda velocidad para llevar a los niños a la escuela, sin darse cuenta de que es un día feriado.
Ser madre es dormir con un solo ojo hasta escuchar el sonido de la llave de la puerta que anuncia que el hijo adolescente está de vuelta en casa. Y adjudicarse la porción de torta más desarmada y el huevo frito que peor salió. Usar el buzo que la princesa de la casa desechó por pasado de moda. Y reciclar el tapado de hace años para poder renovar las camperas de los pequeños.
Ser madre es aprender otra vez la regla de tres y la acentuación de las palabras graves. Volver a armar rompecabezas y conocer de memoria a todos los héroes de los dibujitos. Es planchar, freír milanesas y resolver cuentas de dividir, todo al mismo tiempo. Ser madre es darse el gustazo de recibir el primer beso con babas que aprendió a dar el bebé. Correr junto a un hijo hasta quedar exhausta porque está aprendiendo a andar en bicicleta sin rueditas. Y reservar el placer de verlo dormir como un oso. Ser madre es intentar tejer por primera vez para hacer una batita amarillo patito. Y conocer a los hijos tanto hasta adivinar lo que piensan.
Antes de ser mamá...
Yo comía mi comida caliente. Mi ropa lucía planchada y limpia todo el día. Podía sostener largas y tranquilas conversaciones telefónicas.

Antes de ser mamá...
Me dormía tarde, tan tarde como quería y jamás me preocupaban las desveladas. Cepillaba y cuidaba mi pelo, lucía uñas largas y hermosas. Mi casa estaba limpia y en orden, no tenía que brincar juguetes olvidados por todos lados.

Antes de ser mamá...
No me apuraba si alguna de mis plantas era venenosa, ni pensaba en lo peligroso de las escaleras o las esquinas de mis muebles. No dejaba mi tiempo en consultas mensuales con el doctor, ni consideraba siquiera la palabra VACUNA.

Antes de ser mamá...
No tenía que limpiar comida del piso, ni lavar las huellas de pequeños deditos marcadas en los vidrios. Tenía control absoluto de mi mente, mis pensamientos, mi cuerpo y mi aspecto físico.Dormía toda la noche y los fines de semana eran totalmente relajados.

Antes de ser mamá...
No me entristecían los gritos de los niños en la consulta médica, no tuve jamás que detener, con lágrimas en mis ojos, una piernita que sería inyectada.

Antes de ser mamá...
Yo nunca sentí un nudo en la garganta al mirar a través de unos ojos llorosos y una carita sucia. No conocía la felicidad total con sólo recibir una mirada. No pasaba horas mirando la inocencia dormir en una cuna. Nunca sostuve a un bebé dormido sólo porque no quería alejarlo de mí.

Antes de ser mamá...
Nunca sentí que mi corazón se rompía en un millón de pedazos al no poder calmar el dolor de un niño. Nunca supe que algo tan pequeño, podía afectar tanto mi mundo. Nunca supe que podía amar a alguien de ese modo, nunca supe que amaría como una MADRE.

Antes de ser mamá...
Yo no conocía el sentimiento que provoca tener mi corazón fuera de mi cuerpo. No sabía que tan especial me sentiría al alimentar a un bebé hambriento. No sabía de esa cercanía inmensa entre una madre y su hijo. No sabía que algo tan chico podría hacerme sentir tan importante.

Antes de ser mamá...
No imaginaba tanta calidez, tanta dulzura, tanto amor. No imaginaba lo grande y lo maravilloso que sería, No imaginaba la satisfacción de ser madre, no sabía que yo era capaz de sentir tanto.

SER BUENA MADRE







Comentarios sobre psicología infantil: ¿Soy una buena madre?


Cuando le explicaba a mi hija que existen distintas carreras que se estudian en diferentes Universidades, me preguntó “¿y dónde se estudia para ser mamá?” .

Su pregunta me generó nuevas preguntas: ¿Se aprende a ser madre? ¿Hay un modelo o un ideal de madre? ¿Una mujer se convierte en madre por el solo hecho de parir? ¿ Se puede ser maternal sin tener hijos y tener hijos y no ser maternal?

Cada una de estas preguntas merece una profunda reflexión y son temas de debate permanente.

En esta ocasión me interesa atender a una inquietud recurrente en las madres: la inseguridad respecto a sí son buenas madres. La duda suele surgir:
cuando salen a trabajar y pasan poco tiempo con los hijos
cuando los tienen que privar de algo o prohibirles alguna cosa
cuando sienten que consienten demasiado a sus hijos
cuando se fastidian porque el niño está muy cargoso
cuando escuchan a sus hijos decirles por ejemplo:
“ no quiero ser tu hijo” o “¿para qué tuviste un hijo si lo hacés llorar?”
cuando su propia madre, su suegra sus amigas o su marido incluso, hacen comentarios respecto al modo de criar a su hijo…

En esos momentos de vacilación en que dudamos de nuestra función, es bueno recordar que no existe la madre ideal, como tampoco existe el hijo ideal. Cada mujer tiene su estilo particular de ser madre: algunas disfrutan jugando, otras preparando comidas, otras inventando cuentos y canciones.

Lo escencial de la función de la madre no radica sólo en la cantidad de tiempo que se les dedica a los hijos ni en las distintas actividades que se realicen con ellos.

Ser buena madre no es no equivocarse nunca, no es entender siempre lo que le pasa a su hijo, no es tener todas las respuestas, no es estar siempre disponible, no es tener ganas siempre de estar con él…entonces ¿qué es ?

Ser buena madre es comprender las necesidades de su hijo, aunque no pueda satisfacerlas todas. Es entender que una de las necesidades de los hijos es tener una madre humana, con fallas y debilidades, para darles a ellos la oportunidad de reclamar, de pedir, de defenderse, de cuestionar, de expresar su insatisfacción, de equivocarse también, sin sentir que eso los hace peores como hijos.

Ser buena madre es desilusionar a los hijos y aunque duela, poder decirles: “ mamá es así, hay cosas que no sabe, hay cosas que no entiende, hay cosas que no puede…” y ayudarlos para que puedan buscar en otros lo que nosotras no les podemos dar.